Durante siglos la elaboración de jabones fue una tarea casera empleándose para ello cenizas vegetales y grasas animales o vegetales. Posteriormente se sustituyó la ceniza por álcalis (sosa sódica o potásica).
Las sustancias grasas se descomponen al tratarlas con una disolución acuosa de álcalis (sosa sódica o potásica) produciéndose una reacción química denominada saponificación que da como resultado jabón y glicerina.
Para que la saponificación se produzca es necesario agitar la mezcla de la grasa con la sosa. Si la sosa es sódica (hidróxido de sodio) se obtiene un jabón sólido y duro, si es potásica (hidróxido potásico) el jabón que se obtiene es blando o líquido (cremas jabonosas como las de afeitar).
Una vez producida la saponificación se procede al amasado, enfriamiento y secado lento.
En la elaboración de nuestros jabones utilizamos productos totalmente naturales de procedencia ecológica, no llevan ningún tipo de aditivo (como fosfatos, agentes espumantes o blanqueantes) permitiendo que las propiedades específicas de cada jabón penetren y nutran la piel al tiempo que la limpia.